Mediante un trabajo en equipo
–como todo lo que venimos haciendo-, los chicos y chicas del CAJ Chaquiago
compusimos un logo que nos identifica: un árbol fuerte y lleno de frutos.
Después lo plasmamos en una bandera y en remeras personalizadas.
Nuestra bandera se lució en el desfile por los 356 años de la fundación de Andalgalá. |
La búsqueda de una imagen que nos
representara como grupo se materializó en el logo que compusimos entre todos.
Partimos de las palabras que, creemos, hablan del CAJ: libertad, expresión,
unión, trabajo colectivo, pintura, voz, arte y felicidad. Esas son, justamente,
las cosas que cultivamos sábado a sábado. Son los frutos que cosechamos, los
que nos van a quedar de esta experiencia que es compartir.
Para cada palabra- fruto, buscamos
después imágenes que las simbolizaran. Y allí nació la idea del árbol. Sí,
porque el CAJ es un árbol fuerte, vivo, que se nutre, fundamentalmente, de la participación, y se sostiene con ideas y ganas. Y eso
nos permite crear muchas cosas y seguir creciendo.
Y como fondo del logo, elegimos una
montaña y un sol que representan nuestro lugar, Andalgalá, y que también forma
parte de nuestra identidad.
Una bandera, muchas remeras
Pero el trabajo no terminó ahí. Para
que el logo nos identificara era necesario darlo a conocer. Entonces, comenzó
la hora de las pinturas y los pinceles.
Una tela blanca se convirtió,
así, en una bandera llena de colores, desplegados en figuras y letras, formando
el logo del CAJ Chaquiago.
Luego, vino el turno de las
remeras. Esta vez, elegimos la técnica del stencil para reproducir el logo tantas
veces como chicos y chicas integran este equipo. Todo el proceso fue artesanal:
primero hicimos, nosotros mismos, los moldes, y después, cada uno, intervino su
remera blanca.
Lo interesante es que se dejó la
puerta abierta a la creatividad. ¿El resultado? ¡Cada remera es única! Aunque
el logo está presente en todas, varían los colores y la disposición de los
frutos, hay mezclas, combinaciones, degrade, agregados y mil elecciones más que
hicieron que cada remera fuera original y personal.
Así que por ahí anda nuestro
árbol, creciendo en banderas y remeras, fuerte y sano, dando cada vez más
frutos. Justamente, estamos gestando uno nuevo y muy jugoso. Pero esa, es otra
historia.